Rafa Angona, Alcalde de Viana de Jadraque

Yo crecí en mi pueblo hasta tener los 16 años, algo que no cambiaría por nada. El que no tiene pueblo no sabe qué es eso. Estudié en Mandayona y luego en Sigüenza. Íbamos al cole en el Trasporte escolar, primero en un autobús, después en una furgoneta, y después al instituto, a Sigüenza, en un Taxi. 

Nuestra forma de entretenernos era con las bicicletas, subiendo a la montaña, hacíamos cabañas, alguna vez nos caíamos al río... Volvíamos del cole, cogíamos el bocadillo, y nos íbamos a jugar. No nos hacían falta las consolas, de hecho, nunca nos gustaron. 

A día de hoy ya no hay chicos ni chicas. A día de hoy, a penas a vida. Hoy hace viento, y lo único que se oye por las calles es las hojas que corren con el viento por la calle. ¡Ah! Suena el pito de la panadera dando la vuelta al pueblo. Salen seis personas a comprar el pan, 10 barras ha vendido, otros días más, y otros días vende menos, algo vende, pero no como para que le compense hacer el viaje para traernos el pan.

Panadera vendiendo pan en el puebloEs cierto que hoy no vivo en el pueblo, pero es cierto que tampoco puedo. Mi trabajo está en Guadalajara, y no me puedo permitir el lujo de ir y volver todos los días. Aun así, al menos de momento, sigo defendiendo y luchando por mi pueblo, ese lugar donde yo he vivido y crecido, donde están mis raíces, y donde vivieron y crecieron parte de mis antepasados. Y es raro que no pase un fin de semana y/o alguna tarde aquí.

En el pasado mes de junio, el Delegado Provincial de la Junta de Comunidades de Castilla-la Mancha en Guadalajara nos enviaba al Ayuntamiento un escrito pidiendo ideas para actuaciones prioritarias contra la despoblación. La respuesta que le envié como Alcalde muy resumida es:
1.- La zona necesita inversión y muchos puestos de trabajo, además de más servicios.
2.- Para que un pueblo quiera evitar la despoblación, también tiene que querer evitarla.

¿Qué quiero decir con "Para que un pueblo quiera evitar la despoblación, también tiene que querer evitarla"? Pues la respuesta es fácil: además de tener trabajo, hay que tener oferta inmobiliaria asequible. A día de hoy esta oferta es prácticamente nula: o no se vende o alquila, o el que vende lo hace a precios que evidentemente no se puede comprar. En algunos casos, las cosas del pueblo "piden tan poco de comer" que se prefiere que se hunda a hacer algo con ello (tal vez se podría arreglar o vender, o tal vez se podría alquilar, tal vez podría ser un garaje, o una casa..., o tal vez podría ser... algo. Algo diferente a una ruina urbanística).

Durante este año 2016 he hablado con una veintena de personas que buscaban casa por la zona, y todos venían con la misma conclusión: o no encuentras qué comprar, o lo que encuentras tiene un precio demasiado elevado. Y también te comentan: "¡tienen las cosas que se hunden y no te la venden! ¿Para qué las quieren?".

Hay que reconocer que la mayor parte de nuestro pueblo está cuidada, está bonita. Fachadas de piedra bonita, tejados arreglados... Y también hay que agradecer que la gente todavía haga cosas en el pueblo (barrer una calle, o cortar hierba... aunque a día de hoy nos hemos acostumbrado a tirar todo por el suelo (latas de refrescos o cervezas, el paquete de tabaco... como si alguien fuese luego a recogerlo, ¿quién?). ¡Si! Tenemos las calles mal, pero poquito a poco... están cambiando de aspecto, ¿no?

De momento, aunque hay poquita gente en el pueblo, siguen viniendo el panadero, el frutero, o el de los congelados. Por eso yo también siempre os invito a que hagáis vuestras compras a estos tenderos, casi están haciendo una obra social (que nadie reconoce) viniendo al pueblo a ofrecer sus servicios (que también llegará el día en el que dejen de venir, claro está, y luego nos acordaremos de que antes venía el panadero o el frutero). En mi casa, por ejemplo, siempre se compra el pan al panadero y la fruta al frutero. Y nos gusta que vengan a vendernos, ¡nos lo traen a la puerta de casa! ¿Harías tú lo mismo viviendo en el pueblo o viniendo los fines de semana al pueblo?

Dicho esto: un pueblo se puede reinventar, pero sólo si el pueblo quiere. Y por supuesto, arrimar el hombro, que esto también se está perdiendo.

Feliz Navidad, y esperemos que sea un próspero año nuevo 2017.

Rafa Angona.