El Pueblo de Viana de Jadraque perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Atienza tras su reconquista en 1085 por Alfonso VI. Anteriormete, y desde época muy remota, había estado habilitado por los celtíberos y otros pueblos que en estas llanuras productivas se asentaron. 

La existencia de pueblos antiguos asentados en término de Viana se ha comprobado con algunos hallazgos arqueológicos en su vega: así, se encontraron armas y monedas romanas, y en el valle denominado "el Barranco de la Hoz", hábitat muy típico de la Prehistoria, se ha encontrado una necrópolis celtibérica, y bastantes indicios de existencia de un castro, con gran cueva.

En el siglo XV pasó a depender de la villa de Jadraque. Este territorio pasó al señorío de Gómez Carrillo, quien lo dio a su hijo Alfonso Carrillo de Acuña, y éste lo traspasó y cambió por otros lugares y títulos con el Gran Cardenal de España don Pedro González de Mendoza, de quien quedó definitivamente en la casa de los duques del Infantado.

Su nombre era Vianilla de Jadraque. Perdió el diminutivo de "Vianilla", pero no el "de Jadraque", llamándose ahora Viana de Jadraque, que si al principio significó pertenencia, lo ha conservado después como identificación entre las demás "Vianas" de nuestra geografía.

Es indudable, por estos hallazgos, que los alrededores de Viana de Jadraque tuvieron un gran movimiento de población el los siglos inmediatamente anteriores y posteriores al inicio de la Era Cristiana.

Viana de Jadraque fue un pueblo basado en el cerealismo y la ganadería. De éstas tierras ásperas y secas, Unamuno dijo de ellas: "son tierras trájicas, pero bellas". Son las tierras de las Guerras Púricas, de la Reconquista, del viejo Poema del Mío Cid, de las Correrías de El Empecinado, de las Guerras Carlistas y de frentes de nuestra absurda confrontación Civil; son tierras con un gran protagonismo histórico, protagonismo que, poco a poco, parece como si el viento se las haya ido llevando.

El paisaje de estas tierras es duro e ingrato. Los montes son redondeados y en su mayoría exentos de vegetación, sobre todo en los cursos alto y medio del río Salado.

En Viana, además de pasar el río Salado, tenemos nuestro propio río, el Arroyo, cuyo agua nace en el Pradillo, en la Fuente del Pradillo, y cuyo curso tiene aproximadamente unos 2 km., yendo a desembocar al río Salado en el Molino, teniendo un pequeño caudal, y aquel que fue lugar de reunión para las mujeres, en aquellos tiempos cuando todavía no existía el agua corriente.

En Viana existió tejar y molino. En el Molino hubo una pequeña alfarería, llamada La Constancia, donde se elaboraban los objetos propios de esta industria. La anterior Iglesia estaba situada junto al cementerio. Sabemos que en el reinado de Carlos III, un hijo huido del emir de Esmirna vino a España con una joven catalana perteneciente al harén de su padre. Enamorado de ella y convertido, se puso bajo la tutela del rey, el cual le donó el Monte del Moro y las tierras Adyacentes, nombre que tomó aquel debido al origen árabe de su dueño.

En Viana hay numerosas bodegas, las cuales ponen la nota más original dentro del paisaje urbano de la localidad. Las bodegas son pequeñas cuevas escavadas debajo de las calles, de las casas... que se empleaban para conservar el vino. En la actualidad, ellas se conservan con las patatas de la cosecha del verano, para poderlas conservar durante todo el año.


L A   R U T A   D E   L A   L A N A 

La atracción religiosa de la tumba del Apóstol en Santiago de Compostela, hizo que los peregrinos partieran desde todos los lugares, incluidos los del interior de España. 

Por Guadalajara también pasó un "Camino hacia Santiago" que ha sido recogido y bautizado como "La Ruta de la Lana". 

El llamado "Camino de Santiago" que seguían los peregrinos desde la frontera francesa para peregrinar hasta la tumba del Apóstol fue el más importante, pero no el único recorrido hasta Santiago de Compostela. En la primavera de 1624, Franciso Patiño y su familia peregrinaron a Santiago de Compostela desde Monteagudo de las Salinas (Cuenca), habiendo constancia escrita de su paso por Astorga y Molinaseca. El camino que siguieron no está indicado, pero debió ser el que mercancías, viajeros y, por supuesto, peregrinos procedentes del sudeste peninsular, siguieron desde Valencia hasta Burgos pasando en diagonal por Cuenca y las tierras alcarreñas...

El peregrino que saliera de Monteagudo de las Salinas llegaría al final del tercer día de camino a la Alcarria conquense por Albalate de las Nogueras hacia Villaconejos de Trabaque. La cuarta etapa sería de Villacojenos a Salmeron, la quinta comprendería el camino entre Salmerón y Cifuentes. La sexta de Cifuentes a Baides,. Sigue de Cifuentes a Moranchel, Las Inviernas, Mirabueno y Mandayona, y Baides. Empezaría entonces la etapa séptima (Baides-Atienza) siendo Viana de Jadraque el primer pueblo a visitar seguido de Huérmeces y Santiuste hasta acabar en Atienza. La octava comenzaría en Atienza y ya se mete en tierras de Soria. En las estapas novena y décima entraríamos a Burgos.